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miércoles, 14 de febrero de 2024

Desahogo en forma de poema: "Camarero enfurecido"

Desahogo en forma de poema: "Camarero enfurecido"


El poema "Camarero enfurecido" nació de una vivencia laboral... mala, lógicamente. Durante varios años, me desempeñé como camarero, una experiencia que me hizo vivir de cerca las complejidades y tensiones típicas de la hostelería. A través de este escrito, procuré desahogar la frustración y la ira acumulada ante las situaciones injustas y los clientes exigentes que menospreciaban tanto mi labor como mi dignidad.

La narrativa del poema es un reflejo fiel de los momentos reales en los que me sentí subestimado, tanto como trabajador como individuo. La desvalorización de mi trabajo y la falta de reconocimiento por parte de algunos clientes, y todos los superiores, se convirtieron en un peso constante sobre mis hombros. 
Desde la presión por servir rápidamente por parte de los jefes, hasta el trato despectivo de los clientes y las quejas infundadas de compañeros venenosos, cada interacción contribuyó a alimentar un fuego interno de descontento y resentimiento. 
A través de la poesía, encontré una salida para dar voz a estas emociones reprimidas y compartir la realidad cruda de mi experiencia laboral en la industria de la hostelería.

En última instancia, "Camarero enfurecido" trasciende las líneas de un simple poema para convertirse en un testimonio sincero de las luchas y las injusticias enfrentadas por muchos trabajadores en el sector de la hostelería. Más allá de las palabras escritas, este poema representa un llamado a la reflexión sobre la importancia de valorar y respetar el trabajo de aquellos que trabajan detrás de las escenas para satisfacer las necesidades de los demás.

Como siempre comento, les pido que hagan el esfuerzo de recordar que estas letras fueron escritas por un joven adolescente y rebelde en busca de su camino.


POEMA CAMARERO

Camarero, camarero,
sirva, sírvame una cervecita,
y evita mirarme el monedero,
o pensaré que solo piensas
en mi puto dinero.
O te diré que solo intentas
robarme lo que poseo.

Camarero, camarero,
se me cayó una copa,
y el pedazo de idiota
de mi hijo pequeño
se arrastra por la terraza
como si fuera un perro,
porque no barre usted el suelo.

Camarero, camarero,
se le cayó una gota
en mi delicada ropa,
y espero que lo comprenda,
pero no tiene usted suficiente dinero
para pagar esta prenda,
así que no sé ofenda,
pero aquí nadie le salva
de que le ponga una queja,
ni que me regale entero
su mierda de ropero.

Camarero, camarero,
ya me estoy cansando
de que a la mesa de al lado 
sirva usted primero.
No puedo ni estar fumando
porque en mi puta mesa 
no ha traído ni un jodido cenicero.
Esto es inaceptable,
o me atiende inmediatamente
y me sirve la comida,
o me levanto y me voy
sin pagarle las bebidas.
Esto es denunciable 
aunque esté usted 
realmente ajetreado.
Es usted un pringado
que no cobra ni la mitad
de mi salario, ¿verdad?
Es usted un niñato, 
un novato, un ingrato, 
que vive de mi caridad.

Ya que está en el suelo 
limpiando los cristales 
agachado como un gato,
¿por qué no aprovecha 
y me lustra usted zapato?

Entonces,
el camarero enfurecido
no necesita más motivo,
se dirige hacia la barra
para coger una jarra de cerveza
y reventarla con firmeza
en la cabeza de esa guarra.
Y cuando ya están todas las mesas 
impregnadas en la sangre de esa siesa,
mira el resto de clientes,
ojos rojos cual demente,
y les grita con dureza:
"¿Quién coño es el siguiente?
Que levante el brazo,
que ahora sí que la haré caso...
¡le voy a partir los dientes!"